viernes, 13 de marzo de 2009

Mi nuevo juguete


Siempre he gustado de los objetos antiguos, de las reliquias con un saco de años encima y una buena historia detrás. Aunque la uso, no me fascina la tecnología, no tengo una playstation, ni abuso del ordenador, mi móvil no tiene ni cámara ni eso del blue no se qué. Sólo sirve para hacer y recibir llamadas. Soy de la vieja escuela. Aunque tengo un ipod, no desprecio la sensación de escuchar un vinilo, aunque tengo un pepino de ordenador, prefiero leer un libro, aunque tenga una buena colección de DVD, donde se pongan las butacas de un cine que se quite el sofá de casa. Por eso creo que soy el único tolai que sigue haciendo fotos en blanco y negro, pero de carrete, sí, eso que había que revelar, esperar unos días, pagar una pasta, y luego decidir si había algo rescatable para ampliar (previo pago de otra pasta).
Hay cosas que son indiscutibles: lo económico que resulta el digital, lo rápido, lo fácil que es tratar tú mismo la fotografía. Sin embargo, aún estoy por convencer. No hay ningún tratamiento de imagen que sea capaz de retratar la atmósfera túrbia, granulada, contrastadamente insuperable, de un rollo Kodak.
Para celebrar que soy un superviviente, he comprado unos carretes y los voy a usar en una joya a la que le tenía ganas, la legendaria Leica M4, la cámara de Cartier-Bresson, de Burry, de Elliot Erwitt, de García-Alix.
Ya iré colgando algo de lo que haga. Voy a pasarlo bien con mi nuevo juguete.

1 comentario:

Sofía de Juan dijo...

sí señor!
enhorabuena.