lunes, 6 de octubre de 2008

Tormenta sobre Sicilia


Buena gente la de Sicilia. Si no fuera porque conducen como criminales sería una isla más amable, pero parece que la 'cosa nostra' cambió las pistolas por el volante. Alquilar un coche en el aeropuerto y dirigirse al centro de Palermo es también un viaje en el tiempo. Ni en mis peores pesadillas podía imaginarme una ciudad así. Lo mejor que se puede decir de ella es que es 'decadentemente caótica'. A mí me pareció un vertedero. No digo que no tenga zonas bonitas, pero es tanta la basura, la suciedad y el desdén de las autoridades que la impresión es lamentable. La mía lo fue. El puerto es feudo de la mafia. No la ves, pero está por todas partes recaudando el 'pizzo', extorsionando, dirigiendo mercancías falsas, gobernando barrios enteros. Nadie lo dice, pero todos trabajan para ella, sabiéndolo o sin saberlo. Esa es la cruz con la que cargan desde hace siglos. La 'cosa nostra' es el estado siciliano, un estado alternativo que surge en un lugar donde el estado italiano no llega. Es la Sicilia del Oeste. Una pena.

Fue salir del avispero palermitano y comenzar a disfrutar de Sicilia. En la imagen, la pequeña playa de Cefalú, un antiguo pueblo a pocos kilómetros de Palermo. La tormenta que se forma en las montañas del interior es la mejor metáfora de una mafia enquistada en un territorio de leyenda, una mafia que no permite avance alguno, que lastra cualquier intento de sus habitantes de abandonar el siglo XIX.


Mañana, la Sicilia del Este.

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