jueves, 22 de enero de 2009

Me gustan los viernes


Se han escrito muchas cosas negativas sobre el fútbol. La mayoría tienen que ver con el desprecio que sienten por él parte de los intelectuales, que lo consideran una actividad innoble, carnaza para el populacho, el nuevo circo de la plebe. Imagino que la actitud de muchos futbolistas no ayuda. Algunos son auténticos descerebrados, niños consentidos, millonarios precoces sin estudios que, de no ser genios con la pelota, no llegarían ni a gorrillas en un aparcamiento. Y eso por no hablar de los presidentes y su hedor a corrupción. Pero no es esa la cara del fútbol que me interesa, si no su factor lúdico. El espectáculo que hay en el gol, la épica de una remontada, el dolor de la derrota inmerecida, la brillantez de los jugones frente a los jugadores atletas. El fútbol entronca con la alegría, no con la táctica. Para eso tenemos el ajedrez. Pensando en esto he recordado la foto que le hice a un niño en Belfast (Irlanda del Norte) cuando jugaba con una pelota fluorescente en el barrio católico de Falls. Sonreía feliz en una de las ciudades más tristes que he conocido. Lo entiendo. A mí también me pasa. Por eso me gustan los viernes, porque a las tres de la tarde juego al fútbol con los amigos.

1 comentario:

lapetitfilleaparis dijo...

Es mi favorita de tu serie de Irlanda.