lunes, 12 de mayo de 2008

El retrato como terapia


Mira que me cuesta. La mayoría de mis fotos son paisajes vacíos, grandes angulares sin almas estorbando, sin ojos que miren, sin turistas. No me gusta sacar a nadie. Será que soy tímido, sufro una timidez enfermiza capaz de dejarme plantado en un sitio una hora hasta que el último japonés se quita de en medio y me deja la escena para mí solito. Sí, soy un cabrón egoísta, lo admito, aunque hay veces que me armo de valor, engancho la cámara y me pongo a hacer retratos como un loco para curarme ese mal tan mío. De cerca y con mucho flash. A esa chica, por ejemplo, le coloqué la cámara a un palmo de la cara. Como la tipa estaba de buen ver, aguantó el primer plano sin mayor problema. Lo bueno es que, además, así conoces gente. El propio Chema Madoz, maestro del detalle, me reconoció una vez que el fotografía cerillas para no tener que fotografiar personas. Le entiendo, aunque me quedo con la ‘frontalidad’ de otro genio al alcance de pocos: Alberto García Alix. Pero de las pesadillas de García Alix hablaremos otro día.

1 comentario:

uminuscula dijo...

http://www.nineu.com/blog/uploaded_images/madoz-722440.jpg


ésa es increíble..