martes, 6 de mayo de 2008

Rulos


¿Recordáis aquellos flashes que montaban los fotógrafos de las películas de gángsters? Esa especie de foco de coche sobre la cámara cuya bombilla saltaba dejando una nube de humo cuando el Al Capone de turno salía del calabozo y lo esperaban aquellos sufridos reporteros a la salida del juzgado. Como homenaje a los pioneros de la profesión, inauguro esta ventana con un retrato realizado con lo más parecido que se puede encontrar hoy a aquellos flashes explosivos de antaño. La chica salía de un camerino en Cibeles. Antes de chocarme con ella apreté el disparador y todo fue luz alrededor. La tipa, cegada, me miró de malos modos. No me dijo su nombre.

Ni falta que hace.

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