martes, 13 de mayo de 2008

Sólo el penitente pasará




Sé que hay apóstoles de la fotografía digital que siguen profetizando el final del carrete en blanco y negro. Espero que se equivoquen. Ninguna cámara digital, ningún programa de retoque y ninguna impresora pueden igualar la textura, las escalas de grises y esa perfecta imperfección que destila una foto realizada con el clásico tri-x 400 de Kodak, copiada por expertos en un laboratorio y enmarcada por un artesano. El resultado del digital es, en muchos casos, plano y decepcionante. En otros, cuando está tratado por un especialista, es demasiado bueno. Es como comparar el blanco y negro de 'La lista de Schindler' y el de 'Casablanca'. Nada que ver. El primero es fino y lleno de detalles, mientras el segundo es denso, contrastado, irreal, oscuro. Me gusta más el blanco y negro de antaño porque tiene un aroma especial, una textura distinta, inalcanzable para el Photoshop. No lo olvidemos: lo que en película es grano en digital es ruido.



Esta foto está hecha en carrete de toda la vida, con poca luz. No es una iglesia, ojo, sino el restaurante El Pecado, en Salamanca. Viéndola así, nadie se imaginaría que las paredes eran color fucsia. Parecía un rincón de la casa de Pedro Almodóvar llena de cristos y neones.

1 comentario:

lapetitfilleaparis dijo...

la foto es muy bonita,pero.... no está hecha con digital y luego pasada a blanco y negro????